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la aristolochia baetica es bella

lunes, 30 de mayo de 2011

desaparecer

desaparecer

Poco importa si al llegar a casa no encuentras la imagen que viste; o que creíste ver. No es tan importante el resultado como aquello que con él puedas transmitir. Y si lo que transmites es deseo por caminar, observar, descubrir y ver ese instante que tú viste; o que creíste ver, pues qué bien.

Desaparecer:
Caminas, observas, descubres... Entonces te arrodillas y al hacerlo dejas de escuchar, ver, y oler todo aquello que escapa al encuadre, a la comunión de sentidos entre fotógrafo y fotografiado. Pierdes la noción del tiempo; el espacio se minimiza; a veces siquiera existe. Ahora todo es silencio.

Te incorporas. Por instantes no sabes dónde estás ni qué haces allí. Recuerdas un sendero, pero no lo ves. Te sientes perdido, de tanto que encontraste.

Regresas y piensas ¿servirá para algo más que para perderme? ¿ganará alguien más con esta pérdida?
Ojalá.

8 comentarios:

Paco Becerro dijo...

Maravillosa Paco.
Un abrazo

Anónimo dijo...

en fin, ....... yo nunca me planteo eso, cuando reacciono y me encuentro, pienso ; joer, he estado minutos en el limbo !!! (y eso que dicen que ya no existe, mentira !!!), no hay más placer que el placer de perderse.
excelente, verde.

Albert dijo...

no lo se, seguramente soy como diría alguno, un "bala perdida" y en realidad ya no se cuando estoy desaparecido, o en el que se supone mi estado (supuestamente) natural... pero si tengo muy claro donde me siento mas feliz... luego, llevarme ese momento, encontrar en casa ese instante en el que estaba desaparecido... compartirlo... también forma parte de mi pequeña felicidad, es, como decía el poeta, uno de los pocos puntos de una sutil sutura que se empeñan en mantener unidos mis dos mundos...
Me voy al cajero a retirar 155 euros... pero me llevo su imagen de hoy grabada en la retina

Atanasio Fernández García dijo...

Has descrito a la perfección las sensaciones del fotógrafo de bichos y plantas al salto. Ayer me perdí en el huerto de mi padre y eso que es pequeño y lo conozco como la palma de mi mano. Entre las flores del granado y la alberca, persiguiendo arañas, tuve que sacar la brújula para llegar de nuevo a la casa, que resultó estar a menos de 15 m, donde siempre. Creo que este vicio de compartir lo que hacemos hace que siempre merezca la pena perder el tiempo, el sendero y la orientación. Qué bonitos constarstes has atrapado en esta imagen!

diminuto blog dijo...

Dos abrazos, Pacolazy. Hoy mismo, paseando por Selvamarilla me acordé de ti (prometo).

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Creo que existen momentos en los que no es placentero. A veces me da miedo, en serio.

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Pues con los míos hacen 310, Albert.
;-)

Está claro que quienes aquí dialogamos, hasta el momento, disfrutamos compartiendo. No me resigno a que algunas personas califiquen esta actitud como vanidosa, y no me resigno, tampoco, a un futuro repleto de ególatras.
Qué bueno es saberse perdido en buena compañía.

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He leído varias veces todos los comentarios, y para no perderme nada, Atanasio. Con el tuyo casi, casi se me salta una lágrima, pues la mayoría de los niños de hoy no tienen padres con huerto, y así de encontrados andan.

Muchas gracias.

Erna Ehlert dijo...

Es beber belleza total.

Un animalito precioso,
una flor de un azul divino,
una composicion sabia,
el alma disfruta profundamente de placer que recibe a través de los ojos.

Es mucho, lo que nos das.

Saludos

Ars Natura dijo...

Yo por lo menos, gano con tus pérdidas espaciales. Gracias.

Esas meditaciones que nos llevan a otros mundos y nos hacen escapar del que vivimos normalmente, son muy gratificantes, no hace falta ni tener una cámara en mano para perderse, a veces pasa sólo contemplando el color verde de una hoja soleándose que transforma energía en vida.

diminuto blog dijo...

;-)

Ayer encontré a la mariposa repollo que acabo de publicar. Probablemente alguno de vosotros pueda decirme de quién se trata.