MMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMM
la aristolochia baetica es bella

sábado, 25 de diciembre de 2010

reventadito


mina perramarc

Agapito Malojo acaba de lanzar la andanada de carchutazos con que celebra la llegada del salvador. Éste año ha habido suerte y no ha reventado el cableado de trescientas líneas telefónicas que cruza sobre su puerta.

Unos alegres jóvenes han reventado algunos contenedores de basura. Lo hacen echando petardos en su interior y cerrando la tapadera. A cada contenedor que revientan se ríen como si fuera el primero.

Abro la cancela de mi casa y me encuentro con algo parecido a una instalación de arte povera: amasijo de serpentinas rociadas de confettis sobre zambombas reventadas, podría titularse la obra.

Parece que Andy Warhol ha vuelto a pasar por mi calle para ilustrar mi fachada te quiero susana pero ya veremos de quién es el niño.

Mi vecina se ha puesto a barrer la calle, ay dios mío ay dios mío, se queja, estoy reventada.

Cuando mi vecina termina de barrer aparece la tuna gritando hay un tuno muerto de hambre debajo de tu balcón, echa un taco de tortilla y una botella de ron. No les echo nada, no sea que crezcan. Cuando se marchan dejan la vía cuajada de claveles reventones.

Estoy a punto de entrar en casa cuando escucho una voz a mi espalda eh tú, dónde vas tan aprisa. Otra vez Agapito y su escopeta. Ambos se tambalean y ambos tiene cara de pocos amigos. Decido tambalearme para estar a tono con la situación. Funciona: Agapito parece más tranquilo imaginando que mi yo tambaleado es el de una persona normal, decente, y respetuosa con las tradiciones. Por esta vez no te reventaré, parece pensar.

Creo que después de todo desayunaré con un polvorón que pude esconder anoche. Reventaré de gusto.


jueves, 23 de diciembre de 2010

esa chiquilla


La brújula tendenciosa

En sus ojos no se reflejan querubines revoloteando al son de trompetas. No hay más de sobrenatural en su vida que los esfuerzos a que le obligaron tantos hombres. Jamás sostuvo en sus manos descanso y sus labios no conocieron el verbo jugar, ni el reír. Llega a casa: cocina, lava, friega, barre, aprisa que él puede entrar en cualquier momento, un anciano de genio voluble e imprevisible, como imprevisible fue la notificación que casi dos años atrás le practicare aquél otro hombre, Jugarreta, el hombre sonrojado que se desentendió de comprender.

El hijo a sus espaldas es un niño normal: Caga, mea, llora, ordena y manda que sea ella quien ordene su desorden infantil. Es un niño... y de él ya dicen los hombres que será el mejor entre todos los hombres.
Apunta maneras.


miércoles, 22 de diciembre de 2010

gabriel jugarreta


1768

Cuando llego a la plaza pregunto por él y me señalan una persona sentada sobre un cajón. Lo encuentro muy avejentado. Nada que ver con la imagen que nos dejase Guido di Pietro da Mugello, y que le muestro después de saludarnos.

- ¡Ah, no...!Ese de la estampita no soy yo, -se apresura a aclararme el señor Jugarreta-, Nunca conocí a ese tal Guido ni tuve trato alguno con él. Ni con él ni con ningún otro retratista; quede claro.

Devano su hilo de voz intentando encontrar una tara; alguna imperfección que me indique que miente, pero su género parece de calidad. Gabriel repara en mi recelo y añade divertido.

- Mira, majo..., que los de Bilbao somos muy echaos palante lo sabe hasta el tato, pero de ahí a que nos prestemos a vestir falditas y a pintarnos los mofletes, je je je..., va un trecho.

- Quiere decir, entonces, que no tuvo nada que ver con esa anunciación.

- Yo, ni confirmo ni desmiento, quede claro. Pero las cosas no son siempre como las cuentan cuatro mercachifles dados a la exageración, a la leyenda, al vino, y, por consiguiente, al invento.

- Pero usted anunció a esa mujer...

- Si sigues haciendo preguntas que parecen respuestas, me levanto y me voy -Gabriel parece muy enfadado- No sé si estás hablando con quien quieres hablar, pero de entrada te digo que yo no publiqué ningún anuncio, sino que practiqué una notificación. No sé si conoces la diferencia entre una cosa y otra.

Jugarreta se quita su gorro de lana azul y mira al cielo. Noto que sus ojos se han humedecido, y siento un poco de vergüenza porque toda humedad siempre me pareció íntima e intransferible. Tan incómodo me encuentro que le sugiero que acabemos aquí la conversación...

- Quizás tenga razón, Gabriel, y no sea usted la persona que ando buscando. De hecho yo no busco a una persona.

La carcajada de Jugarreta resuena en la plaza, y todas sus criaturas, pasmadas como figurillas de plástico, parecen observarnos. Por un momento muero en la ilusión de ser el único ser animado que hay allí, pero Gabriel ya ha tirado de una de mis mangas y ahora estoy sentado junto a él.

- Verássss...

Dice con calma, pero raspándome un poco con la ese que acaba de arrastrar.

- Me aseguraron que aquél trabajo sería muy importante; que me daría nombre, y que jamás tendría oportunidad semejante de alcanzar fama y prestigio. Ya sabes cómo somos los de Bilbao...

No me atrevo a negar ni a asentir, pues aunque no sé cómo son los de Bilbao, temo que una sola musculación mía baste para enfadarle...-

- Yo era joven y ambicioso; no menos que Miguel o Rafaél, así que acepté el encargo antes de que se lo ofreciesen a ellos. Esa mujer era sólo una chiquilla, y aunque no estoy seguro, dudo que hubiese cumplido los dieciséis años. Te juro que desconocía qué dictado encerraba aquella notificación, y también te juro que no la habría entregado de conocer su contenido. No puedo olvidar su cara, sus ojos adolescentes muy abiertos, la mano temblorosa con que cubrió sus boca para reprimir un grito de espanto. Mira... Nunca he sido un ángel...

- Me hago cargo.

- ...Pero tengo mis principios. Imagina que mañana mismo se presenta un tipo en tu casa y te entrega una notificación. La abres y lees que un tal señor ha dispuesto que a partir de ya te crecerá la nariz y que en lugar de ser diminuto serás pinocho. Y que serás pinocho quieras o no quieras, pues ante la disposición no cabe recurso alguno.

- Me quedaría con tres palmos de narices... Y ahora que lo dice... ¡Tiene usted un aire a Gepetto!

- ¡Cágüenla...! Tú no conoces a los de Bilbao.


lunes, 20 de diciembre de 2010

el contador de la luz


El contador de la luz

Toda pared que se precie cuenta con su contador de la luz. Aunque si usted vive en un gran edificio, su contador descansará incansable en un pequeño cuarto oscuro, claro, y bien apretujado junto al de sus vecinos.

Lo de descansar es una manera de hablar, pues su contador de la luz contará sin descanso los amaneceres y los ocasos de usted.

El contador de la luz no hace distingos entre usted y yo. Así, el contará tanta luz como usted desprenda y tantos ocasos como le acontezcan.

En un pasado no demasiado lejano, y cuando no había luz que contar, fueron mis abuelos quienes se encargaron de iluminarnos con sus cuentos, y los cuentos quedaban en el aire para que así pudiesen ser respirados por quien quisiera.

Hace años que mis abuelos se fueron, y ya no me gustan los cuentos de los contadores de hoy. No me gustan porque nunca he escuchado su voz, y porque su vida, monótona y taciturna, hace irrespirable la de otras muchas vidas.

La señora de la imagen no se tapa el rostro para huir de su miseria; tampoco para escapar a mi miserable mirada. Solo se tapa las narices para intentar dormir, y así tener la ilusión de soñar que respira.


domingo, 19 de diciembre de 2010

cositas y mi aljibe


Peces


Después de meses escondido en ninguna parte me decidí a abrir un nuevo blog, que es éste tan bonito que hoy tienen ante sus ojos y que despierta tantas pasiones como envidias.
Antes de hacerlo público, sufrí reflexionando sobre muchas y muy importantes cuestiones, como por ejemplo: decidir el color del fondo y de la tipografía. En principio pensé en un fondo negro con letras negras, pero los ensayos que hice no me llenaron del todo.
También me rompi la cabeza buscando un título que me hiciese parecer campechano, a la par que inteligente; mundano, a la par que espiritual; elegante, a la par que descuidado... A día de hoy no he dado con el título que esté a la altura de mis virtudes; que las defina con precisión fontanera.

Estas y otras cositas diminutas, en apariencia insignificantes, son las que hacen que un visitante de paso, de paso siga, o que permanezca hechizado sabiendo haber encontrado el blog de su vida. Que lo sé yo. Por eso me gusta hacer las cosas bien.

Sólo he hecho una cosa mal en mi vida -sí, que nadie se extrañe, tengo un fallo- y es haber ofrecido mi ayuda y mis conocimientos a un joven que recientemente se trasladó a vivir junto a mi casa. Mi nuevo vecino es de nacionalidad extranjera, pero no quiero develar su origen para que nadie piense que todos los ingleses son unos sinvergüenzas y unos caraduras, pues generalizar es tan feo como enjuiciar, y no voy a ser yo quien caiga en falta juzgando a ese hipeputa que no sé cómo no le han detenido ya y le han metido entre rejas por borracho y guarro que no coje una escoba ni pa volar como el jarri poters ese de las películas... (suspiro).

Querido vecino: Te he explicado muchas veces que el mundo no es tuyo. Hasta el más tonto sabe que el mundo es del sencillo multimillonario Amancio Ortega y del vendedor de cerillas Ingvar Kamprad. Pero tú, supongo que cegado por las glorias antañas de tu imperio -no te preocupes, no diré el nombre de tu país- o enajenado por las botellas de ginebra que te metes pal cuerpo -que ya veremos si no revientas cualquier día-, te empeñas una y otra vez en comprar mantequilla en Gibraltar y gasearnos con los efluvios de tus fish y tus chips. Que ya son ganas de ser malo.

Ya ves que siempre te he tratado con educación y respeto, cabrón desnaturalizado, pero no vuelvas a anegar con cemento el aljibe que siglos atrás construyeron nuestros antepasados, o te juro que voy nadando hasta tu isla y la quito el tapón.

En la imagen, y para ilustrar el poema, unas gotas de resina que algún día podrían ser ámbar. Eso si antes no se las bebe mi vecino.

jueves, 16 de diciembre de 2010

natalia stepánovna



Puedo prometer...


Piensa aún Natalia que las tierras son suyas, pero son de Silvio y de los ladrillos.

Cachissss... He estado buscando algún enlace con el texto de Petición de mano, de Anton Chejov.
Quería dejar aquí algún enlace a su juguete cómico, diminuto pero repleto de sonrisas, y para compartirlo con quien aún no lo conozca.


miércoles, 15 de diciembre de 2010

pequeña empusa en diciembre

empusa en mano


Después de encontrar a esta Empusa pennata adolescente hace unos días, ayer volví con la intención de hallarla en la misma planta. Estaba allí. Y de nuevo, con más frescura y naturalidad que la primera vez, se encaramó a mis dedos.

Es importante indicar que no es conveniente tocar a los insectos, tan delicada y sutil como es su constitución. Mucho más delicada y laberíntica que la constitución española; que ya son ganas de ser tan delicada; que ya es de mala baba ser tan vericuetosa.



Si a pesar de la recomendación alguien se siente tentado a ofrecer su mano a una Empusa, debe saber que, una vez acomodada en nuestra humanidad, será muy difícil hacerla retornar a su posadero. Como gran parte de natura, las Empusas ignoran que nuestras dedos, -cálidos como bombones de licor, mullidos como bizcochos de soletilla-, se adaptan con la misma facilidad, tanto al gatillo de una pistola como al bolígrafo que mañana rubricará la recalificación de aquella dehesa o harán de Julián El Mesías del siglo XXI. Espero que esto último no ocurra, por su bien y por el de la libertad, pues nunca le fueron bien los Mesias.




En mi galería de Flickr, y contestando a Eduardo Mascagni, comento sobre la relativa facilidad con la que pueden ser encontradas, por lo que no voy a repetirme aquí.

Pero sí que añado un par de imágenes más, y en las que puede observarse que la capacidad de mímetismo varía según la incidencia de la luz, la cual hace más o menos visible a la Empusa.

¿Os animáis?

Más empusas e información en mi galería de flickr

Me gustaría dedicar esta entrada, y me doy el gusto de dedicarla, a doña MartinAngelAir. Esa persona que regala tanto cariño y tantas tabulaciones en cuadernitos y cuadernícolas.
Un beso, juapa.

:-)




lunes, 13 de diciembre de 2010

sueño con lagartos



sueño con lagartossss

No es verdad, no sueño con lagartos, pero éste de la imagen repta muchas noches sobre mi cabeza.

Está pintado sobre la balda de un antiguo armario. Una balda que ya estaba construída con tablones de madera, rescatados (reciclado, se dice ahora) de sabe nadie dónde.

A veces, llego del campo tan lleno de color, que agarro lo primero que veo y me lío a pegar brochazos.

Una manera más de soñar despierto.

Buenos días, y que ustedes lo rescaten bien.

NOTA:
El original mide 150X50cm, aprox.

viernes, 10 de diciembre de 2010

avenas un instante



Slowlight

avena, avenate, avena brava, avena bravía, avena falsa, avena fatua, avena loca, avena morisca, avena salvaje, avena silvestre, balanco, balango, ballico, ballueca, balluerca, bayueca, cugula, cula, luello, olva, vena, vena brava, vena bravía...

Qué cosas pregonan sobre ti en la güiquipedia, guapa.

Tú no hagas caso, boba; que muy tonta no serás cuando germinas, oh prodigio, en los más principales salones de danza.

Que muy salvaje no habrás sido cuando no se te conoce pisotón, de bien que bailas.

Que en nada falsa puedes ser cuando tan transparente vistes, expuesto tu corazón al ventestate.



jueves, 9 de diciembre de 2010

ruido de caracoles


caraflor

No me he parado a comprobarlo, pero el caracol debe ser de los pocos animales que no hace ruido al caminar. Si es que por caminar puede entenderse el ir de un extremo a otro de la vida arrastrando las tripas y devorando: esta hoja aquí, aquella brizna allá...

Para ruido el del viento de poniente que me arropó el pasado lunes y mientras me arrastraba como un caracol: un click aquí, un clack allá, intentando zafarme de su fuerza: por toda defensa, el pulso. Por mucha luz, la que me regalaron unos nubarrones reflexivos. Los mismos nubarrones que horas más tarde harían tanto daño: un trueno aquí, un relámpago allá, y tantas lágrimas que no cabrían en el más largo de los caminos.

Hay lágrimas tan silenciosas como caracoles; silencios tan caprichosos como tormentas y caprichos tan tormentosos como inútiles.

Qué bonito es el ruido de caracoles.
Y qué feo es el ruido de sables.


jueves, 2 de diciembre de 2010

rescoldos



rescoldos

El roce hace el cariño es un refrán que, posiblemente, se aventuró a escribir algún sedentario, e implorando más calor que el proporcionado por el brasero, apagado, bajo su mesa camilla.

El roce, pienso, es una suerte de caricia en peligro de extinción; un rescoldo que avivar.

Quizás deberíamos conservar con mimo carantoñas y arrumacos, besos y cucamonas, abrazos y zalemas, revolcones y retozos...

Poca aventura sería la de cruzar el puente junto al amado sin unir las manos sedentarias: incapaces estas de adivinar la flor que espera al otro lado.

Hagamos de la fricción realidad y de la realidad, mortecina, fricción.

¡Saltarán chispas...!

Buenos días y buen puente.

:-)


miércoles, 1 de diciembre de 2010

pétalos



pétalos

Ofrecen alimento y cobijo. Sombra en los días nublados y refugio en los aguados.
Se sirven de ellos los amantes como del oráculo se sirve la ignorancia.
Tienen voluntad propia, aunque dividida, y se debaten entre el sí quiero y el no quiero.

Pero no son panacea, y a poco que te confíes a su brillante generosidad, te devoran con la sutilidad de una vaca mordisqueando un hot dog.

Y a pesar de todo, y con todo, chalcophora no pierde ni un estambre de su sutil -esta sí- belleza.

No hay puñalada sutil. Por muy desinfectada que esté su hoja, duele. Más por fría que por templada.